El tema central de este proyecto para la Biblioteca Central del Bicentenario es la potencializacion de los usos públicos y colectivos del conjunto, estructurados por la relación entre los espacios controlados y definidos para los usos de la biblioteca y los recintos indeterminados ofrecidos como la extensión de actividades al espacio de la ciudad.

El edificio propuesto se organiza a partir de la superposición de una plaza cubierta sobre un vasto programa de actividades formado por auditorio, cine, restaurant y biblioteca.

 Permeados por grandes cajas de luz, que rasgan el piso de la plaza y la losa de cubierta, estos espacios son francamente conectados y mutuamente animados por el encuentro entre los programas de la biblioteca y los usos indeterminados del espacio público. Así, en el momento en el que un acervo documental y literario cabe en el espesor de un tablet electrónico, se justifica el traslado de los ciudadanos a la biblioteca, entendida fundamentalmente como espacio de coexistencia e intercambios.

 

 En una planta elevada, la plaza comporta manifestaciones culturales no programadas en un espacio sombreado y permeable que cualifica sus alrededores y articula el edificio del CMD Sur con el parque todavía inexistente.

El acceso a esa plaza se da a partir de las calles locales mediante una suave elevación de la cota de la vereda de la misma, formando un dique que protege el interior del edificio y viabiliza el rebajado del piso que alberga los programas del conjunto. La cota superior de esa contención está a 110 cm del punto más bajo del terreno y a 50 cm del punto más alto.

La cubierta de todo el conjunto, delgada y baja, respetando el perfil urbano local, abriga los dos niveles del edificio. Esa estructura de hormigón armado conduce las aguas de las lluvias para un impluvium en el centro del conjunto.

Desde la plaza, el usuario divisa, a través de las grandes cajas de luz, los programas del edificio de la biblioteca en la planta baja rebajada y es invitado a utilizarlos.

La planta bajo nivel se organiza a partir de dos frentes de circulación: uno técnico de apoyo y otro de acceso público garantizando el funcionamiento sistémico del edificio. El frente de la circulación técnica está marcado por el estacionamiento, las áreas de carga-descarga y de servicios, mientras que el frente de circulación pública se caracteriza por una calle peatonal que vincula los dos patios y reúne todos los programas institucionales del conjunto. La oposición entre estos frentes estructura los principales programas del edificio tales como la cafetería, el auditorio, el restaurant y el gran espacio de la biblioteca.

 La calle peatonal preserva algunas de las características de la plaza de la cota superior, sobre todo su animación y su carácter festivo, comportando actividades culturales programadas ligadas al conjunto de la BCB.

El sistema compuesto por los patios y la calle peatonal permite que los programas del conjunto funcionen de forma independiente pudiendo funcionar también de manera aislada. Los patios tienen accesos directos e independientes por la plaza a través de escaleras localizadas en las inmediaciones de la calle pasaje ibañez otorgando independencia a la cafetería y al restaurant.

Las grandes cajas de luz, en la planta baja rebajada, se convierten en aberturas cenitales que aíslan el espacio de la biblioteca del ruido de la vida de la plaza e iluminan los grandes programas del conjunto.

 

La biblioteca propiamente dicha es un salón con grandes luces organizada en un único nivel e iluminada con luz natural controlada, proporcionando flexibilidad en la disposición y organización de los depósitos y locales de lectura, consulta y demás actividades de la biblioteca.

Esa gran sala tiene su perímetro ocupado por salas de uso especializado y está directamente conectada a los frentes público y técnico. Los lugares de lectura están dispuestos alrededor de un patio interno al aire libre donde se encuentra el impluvium, elemento central del sistema de colecta y re-uso de las aguas pluviales.

La presencia del agua en el interior del edificio es entendida como una forma de demostración del uso racional de los recursos naturales. El área de los niños está localizada próxima a ese "patio de aguas" como forma de aproximar y familiarizar a ese público con la cuestión ambiental, además del carácter lúdico y tranquilizador.

La gran sombra proporcionada por la cubierta principal y el uso racional de la radiación y la luz natural garantizan el control ambiental y la eficiencia energética al conjunto edificado.