Propuesta de definición arquitectónica yfuncional de la Nueva Sede de la Corporación Andina de Fomento (CAF)

 

La propuesta fue definida teniendo en cuenta sobretodo dos aspectos: la naturaleza supranacional de la institución, que sintetiza una de las agendas contemporáneas más importantes, la cooperación entre pueblos; y las condiciones urbanas del emplazamiento del futuro edificio, de gran accesibilidad y visibilidad, situado junto al transporte público, en frente de una sucesión de plazas y espacios públicos, con largas perspectivas, pero con gran interferencia de las actividades urbanas vecinas en la calidad de su ambiente, sobretodo de polución ambiental y sonora originadas por las dos vías laterales que constituyen el principal binario viario de
articulación de esta región con la principal autopista de la metrópolis de Caracas.

Decidimos, así, organizar los espacios de la nueva sede de CAF en una torre y una plaza rebajada.
La torre, circular, con vistas hacia amplios horizontes en todas direcciones, fue proyectada para establecer una fuerte relación con el territorio, evocando, así, la de idea de geografía y de los diversos países miembros de la corporación. Vista desde la ciudad, la torre fue propuesta levemente destacada en el paisaje, con su altura y forma sutilmente incomunes, para identificar la institución sin constituir un elemento excesivamente extraño en el paisaje urbano. La plaza, a su vez, fue propuesta con desniveles en relación a las calles laterales, a la manera de patios, para conferir un deseado distanciamiento del cargado sistema viario vecino a los espacios de acogimiento y convivencia pública del futuro edificio.

Implantación, accesos y organización del
programa


La implantación aprovechó la topografía de la parcela para configurar el terreno en dos niveles. La torre fue propuesta implantada en el terreno superior, alineado con la ciudad en el extremo norte de la parcela, con la recepción principal abierta hacia las plazas y sobre todo hacia la Avenida Francisco de Miranda. A su alrededor fue propuesto un jardín acuático en el nivel del terreno inferior, que ilumina y alegra los espacios organizados abajo y cuyo vacío en la cota de la ciudad constituya una adecuada transición entre los espacios externos y internos.

En el terreno inferior, básicamente al nivel de la Avenida José Félix Sosa, fue propuesto un pasaje libre desde esta calle hasta el acceso al metro Altamira, a lo largo del cual fueron organizadas las áreas públicas de convivencia, en medio del jardín acuático, y la entrada urbana (y principal) del auditorio.
En este nivel, donde se produce una intensa integración entre espacios internos y externos, que en conjunto configuran una plaza/foyer para el auditorio, dos grandes puertas permiten un conveniente cerramiento para la seguridad nocturna. En el resto de la plaza en esta cota será eventualmente construida la ampliación deseada, cuyos espacios de acogida podrán tener un esquema espacial similar a los que ahora serán construidos para la torre.

En el primer nivel del subsuelo, iluminados por grandes vacíos abiertos en la proyección de la torre, se situaron los demás espacios culturales y una entrada inferior del auditorio, que se incorpora así a este conjunto. En la parte sur de este nivel fue propuesto un primer nivel de estacionamiento, con funcionamiento autónomo, y las tareas de carga y descarga y recepción de servicios, cuya proximidad es conveniente para la organización de las exposiciones.

Los espacios semi-privados y privados fueron todos propuestos en la torre, así fácilmente controlados en las mismas recepciones. Para hacer la cubierta abierta al público, aunque controlada, allí fueron localizadas la biblioteca y una cafetería. La biblioteca, organizada como un salón de múltiples usos apoyada por un pequeño auditorio, fue concebida para dar impostación y flexibilidad a esta cota privilegiada, permitiendo que aquí sean realizadas ceremonias, entrevistas y celebraciones en general.

Los escritorios fueron organizados en conjuntos o “villas” de pisos, con capacidad cada uno para aproximadamente 400 personas. Las áreas de trabajo fueron cualificadas esencialmente como espacios continuos y panorámicos, en horizontal y en vertical, con el fin de estimular el trabajo y la convivencia colectiva. Con este porte, cada conjunto puede contar con generosas áreas de descanso, concebidas, básicamente, como áreas externas: terrazas y jardines suspendidos. Y con esta organización de las áreas de trabajo, la circulación vertical puede ser jerarquizada, disminuéndose radicalmente el uso, el número y el consumo de los ascensores.

A una altura conveniente, entre el primer y el segundo conjunto de oficinas, fueron localizadas la áreas privadas comunes: el gimnasio, concebido para los  trabajadores de la corporación, y el comedor, ambos asociados a una terraza especial, destacada en el cuerpo del edificio como una rendija en su volumen.